Comunicado de prensa No. 20

 

⇒ El tráfico ilegal de especies silvestres es castigado con penas de hasta nueve años de cárcel.

⇒ Nueve de cada diez animales víctimas de tráfico fallecen durante el viaje, sufren amputaciones o cuadros graves de estrés.

⇒ Los animales victimas de tráfico deben ser rehabilitados para que puedan retornar a la vida silvestre.

⇒ La Fundación Universitaria San Martín hace un llamado para la no adquisición de animales silvestres como mascotas y a fortalecer las medidas de protección de especies en riesgo.

 

Bogotá, 4 de noviembre de 2020. A pesar de la cuarentena que generó la pandemia del CoronaVirus, el tráfico ilegal de especies animales silvestres no se detuvo y más de 13.000 animales han sido rescatados y atendidos por Asocars (Asociación de las Corporaciones Autónomas del país).

Colombia es reconocido a nivel mundial por ser uno de los países más biodiversos del mundo. Dentro de los múltiples ecosistemas que poseemos, viven especies únicas que encuentran en nuestros diferentes climas un refugio para la vida. Esta misma biodiversidad que es motivo de orgullo, es también blanco de criminales que buscan a través del tráfico ilegal de especies silvestres, un lucro que afecta el equilibrio de la naturaleza.

Cabe señalar que el código penal colombiano contempla multas de hasta 10.000 salarios mínimos legales mensuales vigentes y penas de dos a nueve años de prisión para las personas que sean encontradas culpables de tráfico ilegal de especies silvestres.

Según el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander Von Humboldt, de los 81 ecosistemas continentales, 36 se encuentran en alto riesgo, 22 en estado crítico y 14 en estado de peligro. Para el 2050 se estima que las regiones con mayores pérdidas en ecosistemas serán los Andes, el norte de la Amazonía y el sur de la Orinoquía.

Más allá de estos posibles efectos futuros, las consecuencias inmediatas para los animales que son víctimas de tráfico son muy negativas: desnutrición, estrés, amputaciones y deterioro general de su estado de salud, en la mayoría de los casos, irreversibles.

“Por lo general, llegan en pésimo estado de salud, mal alimentados o desnutridos. Existe una falsa creencia que todos los animales pueden comer de todo y no es así. Usualmente son encontrados deshidratados, con un nivel de estrés muy elevado porque para poder traficarlos, los meten en cualquier lugar como maletas o tubos de PVC. Por desgracia, algunos mueren y los que sobreviven deben iniciar con los procesos de cuarentena, tratamientos médicos, rehabilitación conductual y nutricional, todo esto dirigido y realizado por profesionales expertos en el área como veterinarios y biólogos”, señaló Javier Pérez, Decano de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Fundación Universitaria San Martín.

 

La recuperación

De acuerdo con los profesionales de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Fundación Universitaria San Martín, luego de que se cumplen todos los procedimientos legales, lo primero es hacer una evaluación clínica profunda del animal. Esto incluye analizar su comportamiento y el cumplimiento estricto de una cuarentena.

Sin embargo, no todos los animales rescatados pueden entrar en cuarentena debido a que pueden padecer enfermedades crónicas, problemas de comportamiento o amputaciones. A los felinos, por ejemplo, los traficantes les suelen amputar las garras para que no rasguñen. Esto les impedirá cazar y sobrevivir en vida silvestre.

“Después de que el ejemplar supere todos estos procesos y no tenga ningún problema clínico de salud, se inicia el procedimiento de rehabilitación dependiendo de la especie. Al mismo tiempo se elige el lugar donde puede ser liberado. En algunas ocasiones, durante la rehabilitación al animal se le debe enseñar a comer la dieta adecuada que sea similar a lo que va a encontrar en vida silvestre una vez sea liberado”, destacó el Decano Pérez.

 

¿Por qué no se deben tener estos animales en casa?

Lo primero que hay que señalar es que este tipo de tráfico es un delito ambiental. En Colombia, éste puede acarrear multas de hasta 3.600 millones de pesos y penas privativas de la libertad hasta por nueve años, si el delito es reiterado. Otra razón clave es que muchos de estos animales son portadores de enfermedades zoonóticas que en algunos casos pueden ser trasmitidas al ser humano.

“Estos animales no serán bebés por siempre. Por ejemplo, los primates en su etapa adulta o en su madurez sexual se pueden tornar agresivos. Es importante resaltar que por cada animal que se encuentre en alguna casa producto del tráfico ilegal, nueve ya perdieron la vida, lo que aumenta la amenaza sobre las especies”, puntualizó el Decano de la Fundación Universitaria San Martín.

 

Las especies más traficadas:

• Tortuga Hicotea
• Tortuga Morrocoy
• Iguanas
• Periquito bronceado
• Loras
• Ardillas
• Primate Titi Gris
• Mono Maicero
• Ranas venenosas

De acuerdo con la Secretaría de Ambiente de Bogotá, entre 2016 y 2019 se recuperaron más de 10.000 ejemplares en sólo la Capital.