Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 8.7% de los pacientes presentan infecciones intrahospitalarias o nosocomiales.

 

Bogotá, julio de 2019. Contraer un virus o una bacteria en instalaciones médicas es bastante peligroso para la salud de los pacientes y trabajadores. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, al año 1.4 millones de personas contraen infecciones hospitalarias y -en promedio- mueren 37 mil de ellas.

Para evitarlo, es fundamental manejar las políticas de prevención, vigilancia y control de este tipo de infecciones. El control de los factores de riesgo (endógeno y exógeno), el establecimiento de protocolos de lavado rutinario de las manos, lavado médico y quirúrgico y las rutinas de desinfección y esterilización de equipos biomédicos de manera constante, disminuirá las probabilidades de su contagio o propagación.

Pero, ¿qué son exactamente la infecciones intrahospitalarias o nosocomiales? Al respecto, Laura Esther Cifuentes, Docente de Riesgo Biológico del Programa de Medicina de la Fundación Universitaria San Martin (FUSM), detalló: “Son aquellas adquiridas en el hospital o una institución prestadora de servicios de salud; las cuales son causadas por microorganismos reconocibles a través de manifestaciones clínicas o confirmación microbiológica; generalmente están asociadas al uso de dispositivos médicos o son derivadas del proceso de atención por el no cumplimiento de las normas de bioseguridad”.

Cifuentes, agregó que estas afecciones, pueden ocurrir durante la estancia hospitalaria o hasta 72 horas después del egreso, dependiendo del tiempo de hospitalización y del periodo de incubación de la enfermedad.

Otras infecciones que se consideran intrahospitalarias son las adquiridas por los trabajadores de la institución o la comunidad en general a consecuencia del contagio por otros pacientes o con los desechos patógenos de instituciones hospitalarias.

 

Prevenir siempre es la mejor cura

El personal médico, los centros de salud y las autoridades encargadas, deben hacer seguimiento a las políticas de prevención, vigilancia y control de infecciones intrahospitalarias, además de los procesos y protocolos de limpieza, desinfección y esterilización de equipos biomédicos, instrumentales y áreas sensibles a propagación.

“Resulta elemental -en la prevención- el establecimiento de la ruta sanitaria institucional, la aplicación de la técnica aséptica en el momento de realizar procedimientos invasivos al paciente, la aplicación de las precauciones universales de bioseguridad, seguir los protocolos de aislamiento y la utilización de los elementos de protección personal como: gorros, guantes, tapabocas, delantales, trajes quirúrgicos y polaignas, según el caso”, aseveró la docente de la FUSM.

 

Clases de riesgo y transmisión

Existen diferentes riesgos y formas de transmisión de las infecciones; por ejemplo, el biológico, es decir, por medio de un patógeno durante la actividad laboral o el riesgo de exposición que puede ser sanguíneo, aéreo, oral o de contacto.

Las infecciones y agentes patógenas que se pueden transmitir entre pacientes y personal que -en la actualidad- tienen importancia epidemiológica por su frecuencia y severidad son: Hepatitis B y C, respiratorias agudas, Staphylococus aureus, Estreptococos Beta Hemolítico grupo A, VIH, Meningococicas, TBC, diarrea aguda infecciosa, varicela, Citomegalovirus, herpes simple y escabiosis.

Asimismo, hay tres tipos de transmisiones generales clasificadas: contacto directo, que es la transferencia física directa de un microorganismo de una persona infectada a una susceptible (persona-persona); contacto indirecto, a través de un objeto contaminado como vendas, ropas, sondas, instrumentales o monitores; o la de vectores, transmitidos por picaduras de artrópodos e insectos infectados como ácaros, piojos, pulgas, chinches, garrapatas, mosquitos, moscas y cucarachas, entre otras.

“Entendiendo la complejidad de estas infecciones y lo mortales que pueden ser, hay que hace una labor muy fuerte en la sensibilización de los futuros profesionales de la salud. La práctica diaria de la higienización de las manos, aplicación de las precauciones universales de bioseguridad, uso de barreras, manejo de los desechos hospitalarios, importancia del riesgo biológico y sobre la política de seguridad del paciente ayudará a salvar las vidas de los pacientes, del personal médico y del centro de salud”, concluyó Cifuentes.