· La Organización Mundial de la Salud advierte que hay cerca de 300 millones de personas sufriendo de este trastorno.

 

Un total de 2.464 colombianos se suicidaron en el 2018, entre los cuales hubo 267 menores de edad, así lo indican cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. La edad promedio con más casos (350) es la comprendida entre los 20 y 24 años. Hay que resaltar que la depresión no es el único trastorno de salud mental asociado al suicidio, pero sí el más común, ya que existe un gran número de casos de suicidios impulsivos.

Sobre este asunto, Demis Certuche psicólogo de la Fundación Universitaria San Martín (FUSM), informó: “Alrededor del 70% de los actos suicidas son antecedidos de trastornos depresivos, de igual manera, este problema es el principal origen -a nivel mundial- de discapacidad y contribuye en un alto porcentaje a la carga de morbilidad global”.

Certuche, precisó que aunque cotidianamente se menciona la depresión como un estado de ánimo recurrente entre la población en general, algunos cuadros particulares se asocian principalmente más a la tristeza o a la melancolía, las cuales no hacen parte de los diagnósticos DSM 5 (clasificación de trastornos mentales) para ser catalogados como depresión.

El síntoma característico del trastorno depresivo es la tristeza, pero en niveles superiores a los normales como reacción a una por una situación en particular, es decir, el sentimiento de tristeza es diferente a la consecuencia de otras experiencias que se hayan vivido previamente, sobresaliendo una mayor sensación de pérdida de control y gran dificultad para motivarse por acciones de la vida cotidiana.

Otras señales de alerta que podrían ser evidentes en personas con posibles cuadros depresivos de este trastorno son: sentimientos de culpa; confusión; falta de concentración y de memoria; fatiga; problemas de sueño; desorientación; y uso de alcohol y drogas, que a su vez advierten de una crisis emocional, que si persiste por más de seis meses se considera depresión.

 

Mejor ser precavido

A pesar de ser una enfermedad compleja, las personas pueden disminuir los riesgos de padecerla tomando algunas precauciones, sobre todo en lo que tiene que ver con los factores de riesgo psicosociales; donde hay circunstancias estresantes -por ejemplo- del trabajo, las relaciones de pareja o las familiares. En ese sentido, es mejor buscar las formas de tener ambientes agradables y visitar profesionales que le puedan ayudar en el manejo de las problemáticas que se presenten.

El parkinson y la tuberculosis son causas asociadas a la depresión, ya que estas producen generalmente la interacción de los factores biológicos (cambios hormonales, alteraciones en los neurotransmisores cerebrales como la serotonina y los componentes genéticos) con los factores psicosociales y de personalidad (especialmente los mecanismos de defensa psicológicos).

 

Distintos rostros

La depresión puede aparecer de diferentes maneras. La primera es la que tiene un origen esencialmente biológico o endógeno; es decir con un alto componente genético y menor influencia de factores externos. Puede aparecer de manera recurrente y, en algunos casos, guarda una cierta relación con la época del año.

La “distinta”, antiguamente catalogada como neurosis depresiva. Se caracteriza por un cuadro depresivo de intensidad menor a los otros tipos, es de evolución crónica -más de dos años- sin periodos asintomáticos y presenta sentimientos de incapacidad y somatizaciones. Este tipo parece guardar una relación más estrecha con la forma de ser y con el estrés prolongado. La tercera, es la “reactiva”; la cual es causada por una mala adaptación a circunstancias de diferentes ámbitos estresantes.

Finalmente, está la “enmascarada”. En vez de manifestarse con las características nombradas anteriormente, tiene síntomas orgánicos -somatizaciones- o cambios en la conducta. Estos últimos trastornos no cumplen todos los criterios diagnósticos y pueden aparecer acompañadas de trastornos de conducta y psicóticos, con tendencia al aislamiento y presencia de quejas cognitivas (infundadas).

 

Tratamiento, siempre en manos expertas

Los profesionales son quienes deben realizar los diagnósticos y tratamientos necesarios, particularmente los psicólogos y psiquiatras. Generalmente los tratamientos se acompañan de diversas profesiones, los que permite elaborar un trabajo interdisciplinar, eso sí, dependiendo de cada caso.

En el trabajo psicológico se encuentra la terapia cognitiva conductual, la psicoterapia interpersonal, el tratamiento sistémico y la psicodinámica, entre otras, donde se pueden manejar de forma individual o grupal. Es frecuente que el psiquiatra formule medicamentos antidepresivos como: inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y los antidepresivos tricíclicos, siempre teniendo presente posibles efectos colaterales.

Para finalizar, el experto de la FUMS, advirtió sobre la medicación por los antidepresivos pueden ser eficaces en la depresión moderada a grave, pero no son el tratamiento de elección en los casos leves, además no se deben utilizar en niños y tampoco son el tratamiento de primera línea para adolescentes, en este último caso, se requiere de un uso cauteloso y acompañar de psicoterapia.