Comunicado de prensa No. 9

 

Bogotá, junio 16 de 2020. El comportamiento del dólar y los márgenes de rentabilidad por los que está atravesando la economía y la política mundial, dada la coyuntura del Covid-19, pondrá en ventaja las marcas nacionales, esas que producen en el país y no requieren insumos foráneos, así lo señaló Donny Rossoff, docente del Programa de Publicidad y Mercadeo de la Fundación Universidad San Martín, el cual cumple 27 años educando profesionales estrategas, creativos, innovadores y emprendedores.

Desde su visión y experiencia en valorizar marcas como Publicista y Magíster en Gerencia Estratégica de Mercadeo, Rossoff planteó diez recomendaciones para que los mercados nacionales potencialicen su capital y los compradores vuelvan a creer en los productos colombianos.

 

1.  Solidaridad. Es la hora de aplicar rigurosamente la frase de moda saldremos de esto juntos. El discurso de la colombianidad, de colombiano compra colombiano y las iniciativas crowdfunding – financiación colectiva-, son caminos que las marcas pueden tomar para llegar con más potencia al mercado local.

2.  Tocar fibras. En esta coyuntura las personas suelen estar más susceptibles y vulnerables, por cuenta de la incertidumbre que causa el confinamiento y la crisis económica, en razón a ello, las pautas y los contenidos tienen un alto contenido emocional.

Fortalecer las prácticas para gestionar comunicación que toque fibras significa entrar en las conversaciones, indagar acerca de las motivaciones del consumidor, actitudes y creencias y muy importante, recordar nuestras propias experiencias.

3.  Exaltar una identidad propia. Muchas marcas se fundan sobre la idea de emular a otras marcas, usualmente extranjeras; eso causa una carencia de identidad que va más allá de los estereotipos regionales y que con frecuencia se utilizan en la publicidad.

4.  Enfatizar hoy en el trabajo grupal. En algunos casos los directores de mercadeo y ge-rentes de las empresas, creen que la publicidad solo consiste en hacer piezas publicitarias. Con frecuencia vemos a las agencias en un rol de fábrica de piezas que satisfagan el gusto del cliente y no las necesidades de las marcas, aun cuando estas deben buscar la integración sinérgica entre sus áreas de marketing, publicidad y comercial. La dinámica actual demanda convergencia estratégica, exige verdadera consultoría, pensamiento prospectivo y ejecución táctica al unísono.

5.  Ética profesional. Las agencias no pueden seguir ofreciendo productos, plataformas, medios y acciones en las que no creen. No podemos seguir en la dinámica en donde el anunciante se vuelve un vehículo para seguir engrosando el palmarés de premios de las redes mundiales de publicidad. La publicidad merece una reivindicación y cada empresa del sector debe procurar ofrecer verdadero valor en sus ofertas comerciales.

6.  Creer en lo nuestro. El avance en lo referente a marca país y lo que atañe a las cualidades que tiene Colombia en diferentes aspectos, ha sido significativo. El actual gobierno llegó con la promesa de dinamizar el em-prendimiento y las ideas de negocio que tienen las personas del común, no obstante, seguimos siendo reticentes a creer en nuestro talento y en mirar hacia adelante con un objetivo común.

Colombia puede lograrlo si es capaz de ver más allá de las diferencias políticas e intereses que alimentan la polarización que impide el desarrollo de la competitividad.

7.  Importado no es calidad. En Colombia y en gran parte de Latinoamérica siempre ha estado arraigada la idea de que todo lo importado es superior y de mejor calidad, ahora, el aumento agreste del dólar y del euro, llevó a que las personas revalúen su preferencia y midan de forma más racional la relación costo-beneficio. Las empresas deben depurar sus procesos de calidad, abaratar costos sin sacrificar la durabilidad de las cosas, implementar programas de servicio posventa y comunicar sus atributos de forma diferenciada.

8.  Abrazar el cambio. El mundo empresarial y productivo cambió. Colombia no puede rezagarse ante la virtualidad, la automatización, la dinámica digital. La pandemia ubicó a todos los países en igualdad de condiciones en lo referente a una transformación generalizada. La nostalgia no cabe, es el momento de adaptarnos a los cambios del nuevo siglo.

9.  Acoger la tecnología. La virtualidad en la educación reveló la poca transformación digital de empresas y personas que no se han adaptado a las nuevas tecnologías por diversas circunstancias, así como la gran oferta de programas virtuales, educación continuada y de extensión que llegaron para quedarse. La formación constante de mano de obra y especializada seguirá estando a un clic de distancia como forma de complementar la educación tradicional.

10.  Ser más fuertes. El panorama para los empresarios y dueños de negocios no ha sido fácil. Son pocos los empleados que han soportado con valentía nóminas y obligaciones, sin recibir ingresos. Esa valentía y capacidad de ser resilientes será recompensada. En diferentes escenarios sociales, el consumidor ya empieza a volcarse a comprar productos y servicios de esas valientes organizaciones nacionales, para apoyar su esfuerzo por mantenerse en el mercado.