Las drogas se pueden dividir en estimulantes, depresoras y alucinógenas, además dependiendo de la vía de administración puede generar diversas complicaciones en la salud.

 

El Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Población Escolar (2016), del Observatorio de Drogas en Colombia, reveló que hubo un aumento del consumo de drogas ilícitas, en especial de marihuana y de inhalables. En esa línea, las sustancias inhalables como el popper y el dick, fueron las más consumidas. En ese contexto, es importante estar atento a las señales de consumo que pueden advertir de una adicción y evitar consecuencias graves.

Brigitte Sierra, docente de toxicología de la Fundación Universitaria San Martín (FUSM), comentó que “Tradicionalmente las drogas se han clasificado en tres grupos: estimulantes, depresoras y alucinógenas. Dependiendo del tipo de droga y de vía de administración, según estas características su consumo va a tener diferentes efectos”.

Dra. Sierra, agregó que entre las consecuencias del uso problemático de sustancias psicoactivas están los efectos respiratorios; los neurológicos, en cuanto a memoria y comportamientos; cardiovasculares, como alteración de la circulación y problemas en miembros inferiores; y si se utilizan agujas hay un mayor riesgo de contagio de enfermedades como VIH, hepatitis o infecciones generales por bacterias, todo asociado a los diferentes factores de riego.

En sí las SPA generan alteraciones del comportamiento, que pueden traer como resultado que los consumidores realicen acciones aún más riesgosas -por ejemplo- conducir bajo el efecto de las mismas, comportamientos sexuales de alto riesgo, agresividad y pleitos, entre otros.

“Por lo general, el sistema nervioso y el cardiovascular son de los que más resultan afectados por el consumo abusivo de sustancias psicoactivas. Hay que aclarar que no todas los perjudican, pero sí hay un alto porcentaje que lleva a que estos puedan tener daños y serias secuelas en los adictos”, aseveró docente de la San Martín.

Se habla mucho sobre la ansiedad y el insomnio como factores o secuelas del uso de drogas, pero pueden ser ambas cosas. Quienes las padecen aumentan las probabilidades de consumir drogas, alcohol o tabaco, para tratar de conciliar el sueño o sentirse menos ansiosos; también hay casos que estos problemas se producen cuando las personas tienen cuadros de abstinencia y traen como resultado la ansiedad e insomnio, en otras palabras, al evitar usar las drogas se genera ansiedad, agresividad, desesperación e hiperactividad y falta de sueño.

 

Una mirada Psicológica

Para Andrés Barreto, Director del programa de Psicología, las consecuencias psicológicas y sociales están centradas en una alteración en el funcionamiento de los campos perceptuales y psicoafectivos, donde se debe diferenciar entre el consumo recreativo y un compulsivo/adictivo, donde se habla de dependencia a las sustancias y genera en la persona una serie de cambios de tipo biológico, físico, psicológico y social, incluyendo los problemas al nivel familiar, laboral y emocional, todo relacionado.

Una de las características para diferenciar entre un consumidor recreativo y el problemático, es estos últimos, tienden a generar dificultades en sus entornos, esto quiere decir que no cumplen con su diferentes responsabilidades, llevando a problemas económicos, sociales, familiares, ausentismo laboral y distanciamiento de los amigos, viéndose afectados los círculos más cercanos, sin embargo, alguno consumidores recreativos pueden (eventualmente) tener consumos problemáticos en acciones puntuales: cómo manejar un automóvil, situaciones de agresión y violencia intrafamiliar entre otras.

Para entender esta problemática, se deben abordar integralmente tres elementos relacionados entre sí: 1) el individuo, 2) el ámbito sociocultural y 3) la sustancia psicoactiva como tal. “Casi siempre se culpa a la sustancia psicoactiva, todos creemos que es la principal generadora de los problemas, sin embargo esta siglo ha demostrado que la lucha contra las drogas es infructuosa y se hace necesario reconocer que somos los individuos con nuestra capacidad de libre albedrio quienes construimos relaciones problemáticas y de dependencia con las SPA. Sin embargo dentro de las sustancias relacionadas con una fuerte dependencia encontramos la heroína y morfina que, en Colombia, ha venido aumentando preocupantemente; y otras como el alcohol, el bazuco y la cocaína”, concluyó Barreto.