* Columna de Patricia López, directora del programa

Medicina Veterinaria y Zootecnia, sede Cali

 

Los animales siempre han sido importantes para los seres humanos, por ser fuente de alimento y porque le ha proporcionado al hombre compañía, recreación y trabajo. Pero existe una preocupación de la relación que establecen con el hombre por los posibles riesgos que estos pueden representar tales como las zoonosis o grupo de enfermedades infecciosas que se transmiten de forma natural de los animales a los seres humanos (OMS).

El mayor riesgo de trasmisión se produce a través de la exposición directa o indirecta y del consumo de productos derivados de los animales, por ejemplo, carne, leche, huevos.

Entre otros riesgos que pueden significar posibles daños a la salud humana y que constituyen una amenaza para el hombre se encuentran la contaminación de alimentos, la contaminación ambiental por residuos y desechos derivados de producciones pecuarias y los riesgos por la tenencia de mascotas que pueden representar un problema de salud pública cuando estos no son mantenidos de forma adecuada; además de estas amenazas se pueden mencionar las prácticas inadecuadas en la explotación de la tierra que han contribuido a la destrucción de la salud del ecosistema y el mal uso de antibióticos que ha llevado a producir resistencia de medicamentos, el manejo de plaguicidas y más recientemente el uso de anabólicos.

Como parte de la preocupación, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), de los 1.415 patógenos humanos conocidos en el mundo, el 61% son zoonóticos (OPS abril de 2010). Y según la OMS enfermedades recientes como la epidemia del ébola, la influenza AH1N1, el Síndrome Respiratorio Agudo, la influenza aviar altamente patógena, demuestra la importancia de estas enfermedades emergentes en todo el mundo, son entre otras enfermedades con posible papel de los animales en la transmisión al hombre.

Hoy las zoonosis y otras enfermedades que representan riesgo para la salud humana son estudiadas e intervenidas por las instituciones rectoras de la Salud Pública y Salud Animal en Colombia, tales como: El Ministerio de Salud y Protección Social, el Instituto Colombiano Agropecuario, (ICA), Instituto Nacional de Salud (INS), a través del Sivigila y el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), quienes definen los lineamientos, las políticas para el manejo sanitario de las producciones, transformación y comercialización de los productos animales en Colombia.

A nivel mundial la OIE (World Organisation for Animal Health- Organización Mundial de Sanidad Animal) y la OMS (Organización Mundial de la Salud), realizan recomendaciones para diagnosticar, evaluar y reducir el riesgo de la transmisión de zoonosis al hombre.

Como recomendaciones la OIE, en sus reuniones realizadas sobre educación veterinaria, en Foz de Iguazú Brasil, en 2013 y en Bangkok en 2016, exponen las competencias mínimas que se esperan de los veterinarios para garantizar la salud y bienestar animal, de las personas y el entorno; bajo el concepto de Una Salud: con la protección de la salud pública por medio de la prevención y control de patógenos en animales en la interrelación humano, animal, medio ambiente.

Dentro de las competencias mínimas en el plan de estudios de las escuelas de Medicina Veterinaria en el mundo descritas por la OIE y los países miembros en las reuniones en el 2013 y 2016, se plantea la necesidad de preparar a los nuevos profesionales a fomentar la salud pública veterinaria e igualmente la necesidad que el recién egresado sepa ubicar y acceder a las fuentes de información, que se garantice la protección de los animales y que se refuercen los programas de sanidad animal y de la Salud Pública.

Lo que la OIE enfatiza en las reuniones es la necesidad de desarrollar competencias mínimas en el conocimiento de enfermedades transfronterizas, la epidemiología, las zoonosis, las enfermedades emergentes y reemergentes, programas de prevención y control de enfermedades, inocuidad alimentaria, uso de medicamentos, bienestar animal, análisis de riesgos y la legislación veterinaria como fundamento de una política zoosanitaria eficaz.

Es desde luego la Medicina Veterinaria la base fundamental de la salud pública. Es importante pensar en la salud humana teniendo en cuenta que primero debemos pensar en el estado de salud de los animales. La Medicina Veterinaria tiene un papel importante en la prevención y control de enfermedades zoonóticas, en la inocuidad y seguridad alimentaria.

Esto indica la responsabilidad que tenemos como profesionales en Medicina Veterinaria y la necesidad de establecer acciones claras en programas de salud pública y medicina preventiva que con la participación de entes rectores en salud animal y salud pública se apliquen programas de control y prevención de enfermedades de importancia zoonótica.

De allí surge el compromiso de los programas de Medicina Veterinaria en las instituciones de educación, para que enfaticen esas competencias mínimas que se plantean en los currículos en salud pública como lo recomienda la OIE, para que el futuro profesional en Medicina Veterinaria y Zootecnia responda con responsabilidad a los cambios ambientales, sanitarios, zoonosis emergentes y reemergentes, económicos y que pueda afrontar los numerosos retos de la profesión como lo espera la sociedad.

Conclusión: La profesión veterinaria tiene grandes responsabilidades en el mantenimiento de la salud animal a través del control y prevención de enfermedades. Para ello es importante la formación de los futuros profesionales en Medicina Veterinaria en las competencias académicas que demandan el componente en salud pública, que incluya el concepto de Una Salud y que se entienda la necesidad de establecer trabajos multidisciplinarios para que el futuro profesional pueda hacer frente a los retos de la sanidad animal y la salud pública mundial.

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